¿Por qué la mayoría de las botellas de vino son de vidrio oscuro?

En el mundo del vino existen costumbres que a veces aceptamos sin pararnos a pensar en su origen o motivo. Si nos fijamos, la imagen arquetípica de la botella de vino es una botella de vidrio, verde en la mayoría de las ocasiones que ha ido derivando en la actualidad a verdes más oscuros y marrones. Pero, ¿de dónde proviene esta práctica?, ¿por qué se fabrican botellas en estos colores y no en otros?
Pues lo cierto es que no hay una única razón, sino que se conjugan varías. Al parecer, su origen está en que antiguamente las técnicas de elaboración de cristal no estaban tan perfeccionadas como hoy día.  De hecho, se desconocía cómo depurar y filtrar las impurezas del vidrio y éstas teñían las botellas de un color ambarino y turbio. En concreto, la tonalidad verde de las botellas fue un resultado casual causado por el del humo expedido del carbón de turba utilizado para alimentar los hornos de las vidrierías. En este humo se encontraban partículas de óxido ferroso de hierro que producían ese tono verde oscuro tan característico de las botellas de vino.
Pero es que después, la práctica llevó a concluir que las tonalidades oscuras de las botellas ayudaban a que el vino se conservase durante más tiempo. No en vano el vino es una bebida delicada a la que pueden afectar factores como la acción de la radiación ultravioleta. Los tonos oscuros de las botellas protegen al líquido de la luz directa y posibilitan que se conserve mejor y durante más tiempo. Esto no es baladí, ya que se estima que el vidrio verde oscuro característico de las botellas de vino es capaz de filtrar entre el 30 y el 60 por cierto de la radiación ultravioleta. Como curiosidad apuntaremos que las botellas de color ámbar son las mejores en este aspecto, pues retienen aproximadamente el 90% de la radiación.
Aunque hoy día el vidrio puede teñirse de cualquier color se mantiene el estándar de verde y ámbar oscuro también por cuestiones económicas. El cristal verde es más barato en el mercado, si se quiere eliminar las impurezas de óxido ferroso habría que trabajar el cristal de manera más fina, lo que encarece su coste.
En definitiva, la elección del color oscuro de las botellas como hemos visto, hace que se conserve mejor un vino, aunque también hay cuestiones estéticas y económicas, que influyen en la elección de las bodegas.
Como decíamos más arriba, el vino es un producto muy sensible y que sigue evolucionando en el interior de la botella hasta el momento en el que se consume, por lo que cuidar detalles como el color y tono de las botellas puede resultar fundamental para asegurarse de su correcta conservación.

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