Fernando Onega: “El buen vino es para mí un objeto de culto”

Entrevista Cara a Cara con…

Fernando Onega

Bio.

Fernando-Onega-Fernando Onega es un periodista español de amplia trayectoria que ha trabajado en diferentes medios de comunicación a lo largo de su carrera. Fue director de prensa durante el gobierno de Adolfo Suarez, siendo el autor de la famosa frase “puedo prometer y prometo…”. Entre 1985- 1986 fue Director del Diario Ya. Además, colaboró en diferentes radios durante la década de los 80 y 90, destacando su papel de director de informativos de la Cadena Ser y la Cope. Entre 1992 y 1993 fue director de Onda Cero.

En televisión, comenzó su trayectoria en TVE donde a finales de los años setenta dirigió el programa informativo Siete días (1978-1979) y Revista de Prensa (1980). Fue presentador de los informativos de Antena 3 Noticias entre 1991 y 1993.

En la actualidad, Fernando Onega colabora habitualmente en La Vanguardia y tiene una columna diaria en La Voz de Galicia. Desde 2004, colabora con Carlos Herrera en el programa Herrera en la onda, así como en La Brújula de Carlos Alsina, ambos de dicha emisora. En televisión, sus colaboraciones en diferentes espacios de tertulia han sido frecuentes en los últimos años, destacando los programas 59 segundos, El debate de la 1 o Las mañanas de cuatro.

  1. ¿Cómo comenzaste a disfrutar del vino?

– Me da un poco de vergüenza confesarlo, pero empecé de muy niño. ¿Motivo? En mi aldea de Lugo se decía que, tomando agua con el pulpo, nos inflábamos. Y, como el pulpo era comida frecuente, con algo había que regarlo. Después, en mi casa faltaba de todo, menos vino. Y como la carne es débil y la tentación existe, el vino se convirtió en una insuperable seducción. Y le he sido fiel toda mi vida. De hecho, es lo único que no ha faltado un solo día en mi vida.

  1. ¿Cuál ha sido la influencia del vino en tu vida?

– Yo no sabría vivir sin vino. Presumo de tener una bodega correcta, sin llegar a excelente. El buen vino es para mí un objeto de culto. Es la única bebida que se puede tomar a cualquier hora. Y es mucho más que una cultura: es la gran muestra de la civilización occidental. Lo único que me pasa es que no sé decir esas cosas que se dicen en las catas.

  1. Un recuerdo con sabor a vino.

– El Servicio Militar. El vino era la escapatoria del soldado solitario y con morriña. Lo pedíamos en la cantina por botellas, no por copas. Nos ayudaba a cantar y a dominar las heladas en el Campamento de Parga, provincia de Lugo. Debo decir que era malísimo, peleón, vino de recluta. ¡Pero era vino!

  1. Un momento especial en el que el vino tuviera un papel protagonista.

– Mis estancias en casa de Julio Iglesias, en España y en Punta Cana. Tiene la mejor colección de vinos del mundo, y nunca se le acaban. Me obsequia con vinos de fábula. Y los momentos previos a las cenas son una liturgia de adoración a esos maravillosos caldos. A la sexta copa, he llegado a pensar que Julio bebe mejor que canta.

  1. Un viaje a una región vinícola que recuerdes con especial cariño.

– Yo soy un gallego muy gallego, incluso demasiado gallego. La región vinícola de Ribeira Sacra es un paisaje fastuoso, una muestra sublime del trabajo del hombre en los bancales. Pero recuerdo con mucho cariño un viaje a Arnedo, en La Rioja, donde fui pregonero de las fiestas. Me ha gustado tanto, que estuve a punto de quedarme. Si no lo hice, fue porque soy demasiado inculto para cultivar una viña.

  1. ¿Prefieres el vino tinto o vino blanco? ¿Por qué?

– Yo soy del tinto, aunque reconozco que en España se hacen blancos fantásticos. Un buen tinto es insuperable. ¿Por qué? No te lo sabría decir técnicamente. Quizá porque me parece más vino. Quizá porque no necesito enfriarlo. Quizá porque me aporta más plenitud en la boca. Quizá porque fui educado así. Quizá porque dura más. Quizá por eso que decís los cultos del maridaje. Quizá, vete tú a saber, porque recuerdo más aquellos besos de los mesones que sabían a vino tinto…

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