California way of wine. Parte I

Hablar de vino en Estados Unidos, es hablar del vino californiano. Desde la llegada de los primeros colonos europeos en el siglo XIX hasta la actualidad, California es considerada una de las regiones más prestigiosas en la elaboración de vino, en rivalidad con Europa y las nuevas regiones emergentes como Argentina o Chile.

La historia del vino californiano comienza, como la mayor parte de la historia americana, con la conquista europea de América y la llegada de los primeros misioneros españoles en el siglo XIX, que plantaron las primeras vides para producir el vino de misa en la baja California, concretamente en Sacramento. Durante el resto del siglo XIX los colonos fueron introduciendo la vitis vinífera, una vid proveniente de Europa, dotando de la calidad de los vinos del viejo mundo a los producidos en esa región.

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En la actualidad, en California se produce el 90% del vino en Estados Unidos con 221.000 hectáreas, y consume la mayor parte de los realizados en su territorio. Si de un país independiente se tratase, California sería el 4º mayor productor mundial de vino del mundo. La integración del vino en la vida de los californianos sólo es equiparable a lo ocurrido en Nueva York. Pero la diferencia fundamental respecto a los productores de la Costa Este, radica, como indicamos, en el origen europeo de las cepas de California, produciendo vinos que han recibido los mejores elogios en los más prestigiosos certámenes desde finales del s. XIX.

California se ha labrado una imagen acorde a la mayoría de las mejores regiones vitícolas europeas. Así como la actitud de los consumidores estadounidenses respecto a los del viejo continente, principalmente se sintetiza en la búsqueda de vinos de calidad al mejor precio.

Una de las diferencias que mantiene California con Europa, consiste en que la mayoría de las bodegas carecen de viñedos propios. Parte de la esencia del vino californiano radica en que cualquiera puede fundar una bodega, aunque no tenga un solo viñedo. La importancia está en conseguir unas instalaciones y uvas adecuadas. De esta manera se abre a la falta de gran capital inicial. Algo que permite al viticultor la posibilidad de conseguir renombre si elabora un vino convincente.

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Otro de los aspectos a destacar con esta división entre viticultura y vinicultura, es que se da pie a una mayor creatividad a la hora de usar variedades menos asentadas que Sauvignon, Chardonnay, Cabernet y Pinot Noir. La preferencia para estas opciones de elaboración más arriesgadas, está en las variedades Syrah, Mourvèdre o Roussane, y en las italianas Barbera o Sangiovese.

Actualmente, en California se cultivan siete variedades principales de uva tinta que son, Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Merlot, Pinot Noir, Sauvignon Blanc, Syrah y Zinfandel. Pero además se pueden encontrar, en menor medida, otras variedades de uva tinta como la Barbera, Cabernet Franc, Carignane, Grenache, Malbec, Mouvedre, Petit Sirah, Petit Verdot y Sangiovese. Con respecto al cultivo de uva blanca,las principales variedades son, Chenin Blanc, Colombard Francés, Gewürztraminer, Marsanne, Muscat Canelli, Pinot blanc, Pinot Gris, Riesling, Roussane, Sémillon, Trousseau gris y Viognier.

California es una locomotora que ha comenzado a andar hace décadas. Tiene una gran cantidad de vinos de muchísima calidad, sacando el máximo beneficio y posibilidades de los viñedos de Napa y Sonoma, con métodos muy eficientes de plantación y producción. La última plaga de filoxera, en 1990, abrió la puerta al cultivo en otras regiones del estado, pues hay un vasto territorio con unas cualidades óptimas para tal actividad. Extendiéndose por casi 2.000 km de longitud, es el segundo estado en tamaño, tras Texas. En ella se hallan diferentes zonas y regiones, las más destacadas North Coast, el Valle de Napa, Sonoma, el Valle Central y La Costa Central.

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